2006/08/28

Le dijo la sarten al mango...

Que el chavalote este que critica y tiene blog en Elmundo.es, Borja Hermoso (que por favor espero que sea un pseudónimo porque sino tiene delito) comenta hoy que no puede con mi Arturo!!!!! venga, y me lo dices tú, que eres igual de sobrado que él... que no tienes la mitad de gracias y que te dedicas a ser critico!!!! vale machote.... pues cuando seas capaz de alternar tu trabajo con el placer de escribir y además lo hagas bien y además seas cuarto mitad de lo que es el otro... entonces criticas no... es que me pone muy nerviosa... que ya sé que es un sobrado pero que te lo critique un aprendiz de lo mismo... pues como que no... y la soberbia, el endiosamiento y lo demás se lo perdono cuando escribe cosas como esta, copiada íntegramente de Xlsemanal...

Lo bueno que tiene esto de la literatura, o sea, ser lector de libros, es que uno puede celebrar los aniversarios que le salgan de las narices, sin que el asunto dependa de los editores ni de las fotos que le convenga hacerse cada temporada a la titulara de Cultura correspondiente. Y más ahora, que no pasa jornada sin que se entere uno de que está viviendo el día internacional de algo: día del taxista, día de la conducta ecológica, día sin alcohol, día del ciclista, día del peatón, día del capullo en flor. Faltan hojas del calendario, como digo, para tantas nobles causas; y la gente anda por ahí, como loca, buscando un día libre al que endiñársela. No digo que la cosa aburra, claro. Dios me libre de decir que estoy hasta la bisectriz de celebrar sin respiro, uno tras otro, el día internacional de salvamento urgente ya mismo de la Amazonia, el día mundial contra la violencia en las videoconsolas, y el día universal del orgullo del transexual inmigrante de género. Al contrario. Me parece bien. Me parece muy solidario; y, sobre todo, eficaz que te vas de vareta. Lo que pretendo decirles es que, puestos a establecer días conmemorativos, aniversarios y cosas así, los libros permiten montártelo por tu cuenta.

Y hoy me lo monto, tal cual. Así que, como este año se cumplen ciento diez del nacimiento de Francis Scott Fitzgerald, y ésa es una cifra tan válida como otra cualquiera, he decidido celebrarlo por mi cuenta. No tuvo el gancho mediático de Hemingway, su amigo y rival, que lo envidiaba y se burlaba de él, y cuyas fanfarronadas escuchaba Fitzgerald humilde y fiel. Ni tuvo la fama o la adulación de críticos y lectores como Faulkner o Steinbeck. Pero poseyó una mirada extraordinaria, lucidísima, que veía mucho más allá de la música del jazz, los felices veinte, las flappers, la costa Azul, las borracheras, el lujo y la disipación. Ganó dinero y lo gastó en caprichos propios y de su mujer, Zelda, bella y notoria imbécil con la que tuvo la desgracia de casarse. «Cuando estoy sobrio -escribió- no puedo soportar a la gente, y cuando estoy borracho, es la gente la que no me soporta a mí.» Se bebió hasta el agua de los floreros, y tras encarnar el éxito a la americana, encarnó el fracaso y el suicidio alcohólico a la irlandesa. «Toda vida -así empieza La grieta, su libro póstumo de ensayos, notas y cartas- es un proceso de demolición.» Hay una novela que no es suya y que, paradójicamente, debería ser leída antes de enfrentarse a su obra: El desencantado. La escribió Budd Schulberg, que conoció a Fitzgerald en Hollywood e inspiró en él su personaje Manley Hallyday; para quien valdría el epitafio que Dorothy Parker dedicó al propio Fitzgerald cuando vio su cadáver en la morgue, el día que su alcoholismo se resolvió en crisis cardiaca: «Pobre hijo de puta».

Célebre a los veintitrés años, guapo como un arcángel hasta su muerte a los cuarenta y tres, brillante como la carrocería de un automóvil de lujo, elegante, inculto y superficial, Scott Fitzgerald no creció nunca. Fue irresponsable en su juventud, insoportable en su madurez, patético en su final, y corrió a la catástrofe con los ojos abiertos y pisando el acelerador. Sin embargo, fue el más profundamente poético de los escritores estadounidenses, y el que mejor supo narrar la inmensa desolación, el vacío tras cada símbolo de los grandes logros del sueño americano. Bajo su prosa a veces inacabada, siempre extraordinaria, latía la desesperada lucidez de quien nunca fue, pese a las apariencias, un hombre de mundo ni un triunfador. Sin olvidar el rencor, por supuesto. Fitzgerald fue, y él lo sabía perfectamente, un advenedizo de clase media fascinado por el éxito, pero con las tripas revueltas por sonreír y adular a los ricos que le proporcionaban cuanto él y Zelda -siempre esa maldita majara al fondo- ambicionaban. Algunas páginas suyas, como el relato Un diamante grande como el Ritz, hierven de ese odio desesperado y violento. Y la mirada de Gatsby paseando entre sus invitados en El gran Gatsby, la de Stahr en la inacabada El último magnate, o la de Dick Diver contemplando el fracaso de su matrimonio y de su vida en Suave es la noche -mi favorita entre la obra scottfitzgeraldiana-, además de llevar al lector a través de la más plena y absoluta literatura, lo asoman, estremecido, al corazón sensible del hombre que, con una sonrisa desesperada y un vaso de whisky en la mano, afrontó la certeza de su levedad. Porque el talento inmenso de Scott Fitzgerald es que supo, como nadie, contar el vacío de su propia vida. Novelar la nada.

Y como a mí también me gusta hoy no hay canción del día, hay frase, del Gran Gatsby, que me encanta... a ver, pandilla de tristes que me léeis, este fue como Kurt Kobain... y vivió y murió como le gustaba... que los demás nos quejamos pero vivimos todos muy bien.

Y asi vamos, botes que reman contra la corriente, incesantemente, arrastrados hacia el pasado F.S. Fitzgerald - El gran gatsby.

12 comentarios:

Markitos dijo...

Volvemos con fuerzas renovadas, eh.

Landahlauts dijo...

Anda que no.
Pues a mi, me vas a perdonar, pero una vida así queda muy bonita de guión cinematográfico, para una novela biográfica o para contarla estupendamente como has hecho tú. Pero, ¿te imaginas que fuera tuya esa vida? Tu mujer imbécil, siempre borracho o resacoso (dos posiciones sólo), ignorado por los lectores y por los críticos y, encima, teniendo que adular a los que triunfan para que paguen tus facturas. ¿Cómo se dice en castellano? ¿penoso? ¿patético?...
Por cierto, siento que no haya canción del día, ¿no será pq algún imbécil te ha robado la idea???

Miel dijo...

Joer, en andalu vienes sobraaa que no hay quien te tosa pero razon no te falta no conozco a el borja ese solo leo escolar "http://www.escolar.net/" que tiene sus cosas.
Pero el otro dia lei que era el dia(...)del orgasmo. si el que no se consuela es por que no quiere. me voy me voy a comprar ese libro Francis Scott Fitzgerald,

Landahlauts dijo...

Sí, la verdad es que iba un poco subío de niveles de malafollá en sangre. Podría haber dicho lo mismo, pero más suave. De todos modos... aunque fallaran las formas, ¿se entiende la idea, no?

Anónimo dijo...

Volvemos, con la misma mala leche de siempre por lo menos.

Markitos??? que tal el proyecto??? nos quitamos ya todo de encima...????

Andaluz: pues a mi la idea de la autodestrucción via bebida me parece muy romántica...
Canción del día de ayer... por lo menos Chano Dominguez, que le pega bastante.... que me quedé muerta, ayer vi un anuncio del festival de jazz de vitoria y conocía a más de tres... ay charlie que yo no era así...

Anónimo dijo...

PANDILLA DE TRISTES??????!!!!!
A mi salvo tener que venir a trabajar todos los dias, el resto es puritica alegria!!!!!
Estoy de acuerdo con el andaluz, mira que eso no es vida, que eso es un vidorrio!!!! Y tenemos en demasiada estima las vidas romanticas .... tu buscate un curro que no te deje vivir, un hombre de esos que te llenan la nevera, cargate de hijos a los que tengas que limpiarles los mocos y a envejecer, como dios manda!!!!

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo con el señor Fitzgerald! Qué verdad tan grande!

pero yo sí que quiero el canción del día!!! :)

Landahlauts dijo...

Hay un rayo para la esperanza, gracias Charlie (a quien, por cierto, no tengo el gusto de conocer)

Landahlauts dijo...

Sobre la idea de la autodestrucción vía bebida:
Que si, Ros, que yo no te digo que sea romántico. Pero que una cosa es como queda luego escrita tu biografía y otra como ha sido el día a día hasta llegar a morirte.
Poco romántico es amanecer resacoso y meado, vamos, yo tengo una mujer al lado que amanece así... y no le digo "cielo, que vida más romántica llevas, te quiero".
E, insisto, no era mala leche, eran niveles altos de malafollá en sangre... pero es cuestión de ADN, no puedo evitarlo. Sorry.

Anónimo dijo...

bueno.... que afluencia...

anna... envejecer lo puedo hacer sin un hombre... yo que soy tan guapa y tan lista... yo que me merezco un príncipe un dentista... yo....

Si el del rayo de la esperanza el otro día llevaba a lagartija nick en el coche.... no tiene término medio... y así me va a mí...que no me acabo de centrar... pasar del john scofield y la velvet underground a la lagartija así como quien no quiere la cosa...

Landahlauts dijo...

¿Sabes como te mira la dependienta de El Corte Inglés cuando compras un Cd de Wagner y un DVD de Marilyn Manson?
Así, como el que no quiere la cosa...

CCD dijo...

Pues mira que a mí el Arturo nunca me ha gustado como escritor... Me parece un tío simpático, y cualquier novela suya le pega mil vueltas al Código da Pinchi, pero no me mata. La que más me ha gustado es "La sombra del águila", que era para mearse de risa, y que no era más de lo mismo.

Sobre maneras de envejecer y morir, yo creo que uno no acaba de decidir cómo lo hace. Un día te levantas, y de golpe eres viejo, así, sin darte cuenta. Y otro día no te levantas, y te entierran/incineran/se comen tus higadillos en un ritual.