2007/09/12

Relato - La felicidad

Todavía recuerdo el discurso que presencié y no salgo de mi asombro. Creía que estaba preparado para escuchar cualquier cosa pero esa definición de felicidad me dejó ko.

-“Llegó puntual a casa como no era habitual en ella. Esta era la razón por la que apenas quedábamos en mi apartamento y cuando compartíamos algo más que la cena acababábamos siempre en su casa. Parecía como si hubiera presentido que sería nuestra última cita y apareció radiante.. por un momento casi dudé de que mi decisión hubiera sido la acertada.

Entonces la recibí afectuosamente y la hice pasar directamente hacia el dormitorio. Alli nos esperaba su compañera de juegos para esa noche. Al principio me miró sorprendida sin saber cómo reaccionar pero una vez la expliqué mi idea de noche ideal (no de toda por supuesto) accedió finalmente después de haber remarcado firmemente que lo haría por mí, porque me quería y porque haría cualquier cosa que le pidiese.

Así que después de las presentaciones previas yo me limité a sentarme al fondo de la habitación, en el suelo mientras miraba como se desnudaban la una a la otra. Después de unas miradas de rencor y odio malintencionadas ella se dejó llevar, las caricias son caricias y después de los juegos previos que su compañera había repetido ya demasiadas veces en lugares y situaciones mucho más comprometedoras, cedió finalmente al deseo.

Una vez que todo hubo terminado nuestra particular compañía se vistió después de una breve ducha y se despidió con una sonrisa, mientras nos emplazaba a una nueva cita en la que quizás los tres pudiéramos compartir lecho y el goce y satisfacción fuera a tres bandas.

Cuando nos quedamos solos me acerqué a ella y la bese suave y tiernamente, despacio, quería que todas las miradas de reproche se convirtieran de nuevo en confianza para conmigo. No fue difícil, su vida no había sido fácil y ella solamente necesitaba un hombro donde apoyarse y una mirada franca y sincera que respondiese a sus súplicas de cariño.

La dirigí hacia la ducha y allí estuvimos unos quince minutos mientras el agua actuaba de catárquico elemento que nos fusionaba y unía de una manera especial y diferente a cada uno de nosotros.

Cuando salimos de la ducha intentó secarse pero no se lo permití... recordaba lo que alguién había comentado acerca de las bondades de los cuerpos mojados y la llevé directamente a la cama que apenas si guardaba ya algo del calor que apenas hacia media hora había contenido.

Entonces me entretuve en su cuerpo, lo recorrí, fresco, terso y tonificado con mis labios y la llevé hasta el cilmax si besarla siquiera. Ella me miró después sonriente y me incitó a continuar.

Entonces me di cuenta al mirar hacia la mesilla que era demasiado tarde. La miré y sonreí. Subí escalando poco a poco las curvas de su cuerpo y llegué hacia mi meta final. Entonces le dije que estuviera tranquila, que se relajara porque había llegado el final y no iba a pasarlo mal. Rodee su cuello con mis manos y comencé a ejercer presión. Ella me miró con terror, todavía mantengo en la retina esa imagen. Es curioso el abanico de miradas que mantengo en mi mente de esa noche y lo que cada una de ellas llevaba implícito...el terror dio paso a la rendición, llegado un punto ví como desistía en su resistencia y se dejó llevar.

Entonces ocurrió lo que le estaba comentando; el sexo me excitó, me excitaba el poder que sobre ella tenía y la capacidad de sorpresa también, me excitó infinito contemplarla con otra mujer y saber que era mía, pero sin duda el climax de la noche para mí fue el momento en que dejó de respirar... le juro que fui feliz... a felicidad existía y se condensaba en el poder que sobre la otra persona tuve hasta para hacerla dejar de exitir”.

Le pregunté entonces si sabía que clase de monstruo era y me respondió algo que todavía no puedo dejar de pensar: que él sería considerado un monstruo pero que quizás había llegado a cotas de satisfacción personal y felicidad que muy poca gente habría alcanzado. Para intentar romper la tensión me dio una excusa que yo mismo había utilizado en muchas ocasiones: es muy difícil romper con una mujer... nunca he sabido enfrentarme a ese momento.

P.D. Luego ya me extraño de que Juan no me entienda, de que la gente piense que se me va la pinza y estas cosas... pero esto es lo que se me ocurre a mí en las noches de insomnio...

8 comentarios:

Landahlauts dijo...

El concepto de felicidad... tan versátil... cada uno tiene el suyo, no?

Ros dijo...

anda dime el tuyo....si quieres vamos...

Anónimo dijo...

¿quien ha visto ultimamente barbaroja?

Ros dijo...

jajajajaja....

que guapa jane fonda no???? pero no...

Anónimo dijo...

A mi lo unico que se me ocurre es enchufar la tele y pasar de una teletienda a otra mientras lleno el cenicero.

Clap, clap, clap.

Ros dijo...

no me digas más, la mujer esta que se da la vuelta en un colchon de aire... que envidia!!!!

amos a dejar de fumar eh????? !!!!

Anónimo dijo...

Si, esa... y los concursos chorras de sopa de letras que los odio, al final pillo un libro y doblo el pico en un "pispas", pero no se que tiene la tele que es no poder sobar y la primera media hora me dedico a recorrer canales en busca de alguna peli.

Hace 10 años mas o menos que prometí que a los 35, "usease" que me queda menos de un año, el 29 de junio a las 24.00 horas, me fumaré mi último cigarro. Eso si "mandanga" aparte que un par al mes no hacen daño a nadie.

Ros dijo...

jajaja... vale, pero de mandanga yo también... todo el mundo de vez en cuando no????

pues has elegido una edad con bonita rima para dejar de hacer cosas...