Razas de David Mamet - Matadero Madrid

Ayer estuvimos viendo Razas, de David Mamet, ese señor del que te encantan las películas que hace pero que, en teatro, a mi me da respeto. Que tampoco es que haya visto mucho de él, hasta la fecha y además de esta última, Glengarry Glen Ross y American Buffalo y la verdad, que te lo piensas porque suele ser así como denso y eso esta última tenía buena pinta y, además, si te ponen fácil la asistencia, pues aceptas y ya está.

Razas es la última de las obras estrenada por el autor de Chicago recordado para siempre jamás por ser el guionista de El cartero siempre llama dos veces y ¿Qué pasó anoche? y si me dicen ayer que esta obra la estrenó el año pasado les digo que dónde ha estado metido este hombre los últimos 20 años. La obra, con sus ritmo dinámico, sus personajes bien construidos y la correcta ejecución de los mismos trata del tema del racismo de una manera que a finales de los 80 o principios de los 90 veíamos actual pero, a estas alturas, el tema queda un poco pasado de moda. A pesar de todo, un escenario minimalista (que me gusta a mi un escenario que tenga cemento o imitación a cemento) y austero y el buen hacer de sus protagonistas, Toni Cantó y Emilio Buale, hacen que la obra merezca la pena. Una hora y media es, como dice Woody Allen tiempo suficiente para contar cualquier historia y en este caso sirve para describir el planteamiento y aceptación de un caso que presenta conflicto racial por parte de un bufete de abogados que cuenta entre sus miembros con trabajadores de ambas razas. La excusa del caso saca a relucir también posibles problemas no expresados y no declarados dentro del mismo bufete que desencadenan el final de la trama.La iluminación y la ambientación musical sirven para realizar las transiciones y remarcar los momentos de más tensión por así decirlo durante la representación. La obra en resumen, es una buena obra pero el tema no acaba de ser universal o al menos su tratamiento, de ahí que pareciera que estaba un poco obsoleto.

P.D. Y cómo está Toni Cantó madre, que es pecado, que está estupendo con esos cuarenta y cinco años que tiene y cómo está Emilio Buale, que cualquier cosa que se ponga le queda perfecto, está impresionantemente mejor que en Bwana. Y ya dejo de babear y eso. La obra además nos ha permitido conocer la sala 2 del Matadero, que todavía no la conocíamos.