Suede - La Riviera

Feliz, así salí el sábado 9 de noviembre de La Riviera. Habían sido muchos años, unos veinte más o menos, esperando ver un concierto de Suede. Y no pudo ser mejor, ni se notó que hubiera pasado el tiempo, ni las nuevas canciones sonaron mal ni ellos defraudaron en el espectáculo. No puedo ser más fan de Brett Anderson, que mete caña en Suede mientras que en su carrera en solitario hace un tipo de música totalmente diferente (e igual de buena que la de ellos, simplemente diferente). El sábado el inglés, de 46 años, demostró estar en un estado de forma inmejorable y se ofreció a los allí presentes en cuerpo y alma (para regocijo de aquellos que estábamos cerca y podíamos verle de cerca cada vez que bajaba a mezclarse entre la gente). Mi pensamiento se fue a mi idolatrado Dave Gahan porque, mientras que yo veo al líder de Depeche Mode como un frontman que emana sexualidad y que se quiere a sí mismo, Brett Anderson es la elegancia y el erotismo más carnal que no duda en mezclarse con sus fans, lo que a mí, personalmente, me dejó bastante flipada.

Muchas han sido las reseñas del concierto que tratan el mismo de forma mucho más objetiva musicalmente hablando, como por ejemplo en la Rolling Stone o El País.

Yo por mi parte, puedo decir que, de los grupos que me faltaban que ver de mi juventud, puedo tachar a Suede (ojalá vengan más veces que repetiré) con una estrella de cinco puntas.