Woody Allen, ¡cuánto te he echado de menos! por un momento pensé que no pensabas regresar a América jamás y que estarías haciendo anuncios de hora y media de ciudades europeas por siempre jamás. Afortunadamente, me equivoqué: Blue Jasmine es un retorno más que digno al continente que mejor conoces y a las clases sociales que también retratas, tanto por arriba como por abajo.
Y es que en Blue Jasmine todos los detalles son Woody Allen al cien por cien:
- Los actores, todos en general, pero Cate Blanchett en particular. Está inmensa en el papel de pija neoyorkina destronada de su pedestal que tiene que irse a vivir con su hermana a San rancisco. Blanchett se muestra altiva, elegante, sobria en ocasiones para, al segundo después, desmoronarse y presentarnos una imagen desvalida, perdida, desquiciada y sin saber qué rumbo poner a su vida.
- La ambientación, la dirección de arte. ¿quién no recuerda las fantásticas casas neoyorkinas de clase media alta que siempre ha reflejado Allen en su filmografía? bien, pues en esta ocasión, la clase es media alta y te parece mucho más reconocible que esa clase alta que nos presentaba en, por ejemplo, Match Point.
- La tipografía y la música: qué sería de las películas de Woody Allen sino supiéramos que veremos un fondo negro con tipografía EF Windsor Elongate y que la música jazz nos acompañará durante una hora y media porque, como todo el mundo sabe, toda historia se puede contar en hora y media y eso, Woody, es algo que te agradecemos infinito, porque en Blue Jasmine, esa hora y media voló, cosa que hacía tiempo que no pasaba.
- La iluminación, de un español que hace maravillosa cada película con su trabajo. Javier Aguirresarobe.
Por todos estos detalles y por pasar una hora y media entretenidos y disfrutando de buen cine, merece la pena ver Blue Jasmine.
2 comentarios:
Me pregunto si las manchas de sudor en el sobaco de C. Blanchett en algunas escenas son casualidad o intencionadas...
totalmente a propósito cal!
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