Olvidar

Ayer leía la noticia de que un equipo de investigación holandés había probado con éxito una sustancia que borra los malos recuerdos. Se trata de propanolol, utilizado hasta ahora por hipertensos y que se ha reconducido hasta la eliminación de malos recuerdos para un determinado tipo de pacientes.
Al leer la noticia no podía evitar asociarla a Olvídate de mí (bueno que seguro que te encuentras con puristas que te dicen... nonononono.... es Eternal Sunshine of the Spotless Mind ... bueno vale, pues allá tú.... yo la ví en español tampoco vamos a darle más vueltas) y a lo estupenda que es y a lo bonito de la historia, el excepcional trabajo de sus actores (si hasta Jim Carrey me pareció estupendo) y la dirección de Gondry (en Melting Pop! se habla ya de su regreso, como la Coixet se nos ha ido a Japón a rodar) y de repente piensas en que estas cosas que te parecen tan imposibles, tan lejanas y tan difíciles de conseguir llega un día alguien, se da cuenta de un pequeño detalle, y cambia la vida de muchísimas personas.
No tengo muy claro que me gustase olvidar nada de mi vida (ya se encargará el Alzheimer de hacerlo en un tiempo) porque, ya sea bueno o malo, es el conjunto de las experiencias que has tenido lo que va forjando tu forma de ser, tu carácter y tu manera de afrontar tu vida. En el caso del fármaco, se trata de olvidar recuerdos traumáticos; en el caso de la película, aquello que te duele ... ¿tú querrías olvidarte de algo? la vida tiene continuos crossover con el cine que resultan la mar de interesantes, el futuro cada día está más cerca.