La Heineken Experience que, a su modo, es un repaso de la historia de la publicidad de la marca y por eso la vimos.
El renovado Rijksmuseum
Y la bañera, que así es como llaman al Stedelijk Museum, que es el museo de arte moderno.
El último fin de semana de noviembre y comienzo de diciembre, mi chico me llevó a Amsterdam. Se trataba de un regalo de cumpleaños que tardaba en llegar un par de meses pero que bien merecía la espera. Sabía que tenía ganas de ver la ciudad y sabe que me gusta la música electrónica así que, cuando se presentó en septiembre con un par de billetes para ver a Cut Copy en Amsterdam, ¡casi me caigo de la silla!.
Así que allí nos fuimos, con miedo de que hiciera muchísimo frío y, llegamos y hacía mejor tiempo que en España así que felicidad al cuadrado. La primera tarde la perdimos en descubrir los alrededores del hotel, en tomarnos unas cervezas, poner música en una jukebox de los años 70 y cenar y chuzarnos básicamente.
El día siguiente lo pasamos callejeando al sol y viendo los mercados y la ciudad en sí. Y, como nos daba tiempo, nos metimos a ver la Heineken Experience que yo quería ver porque hablan de la historia de la publicidad de la marca. Nos gustó la experiencia pero yo soy más de la visita a la fábrica del Sr. Mahou, que no te hace tonterías para darte dos cervezas la verdad. Luego quedamos con una amiga que vive allí para cenar y conocimos a un par de amigos suyos y la velada fue estupenda así que no se puede pedir más. Nos fuimos cual cenicientas antes de que se acabase el tranvía porque teníamos que levantarnos pronto.
Con mucha menos resaca que el sábado, el domingo madrugamos y nos liamos a ver museos. Pese a que todo el mundo recomienda ver el de Van Gogh, ni a mi chico ni a mi nos llama mucho la atención así que, de entre la variada opción que teníamos, elegimos el renovadísimo Rijksmuseum y el museo de arte moderno llamado Stedelijk. El primer nos encantó porque el ambiente es súper relajado y la gente es muy confiada y no te pide ningún documento de identidad para darte la audioguía ni nada. Esto en España lo haces y te quedas sin audioguías a los dos días. Además, wifi gratis y varios recorridos para que el visitante elija si quiere saber acerca de las obras, del edificio, de la renovación o ir por libre. Un lujo la verdad y la biblioteca impresionante. Después nos fuimos a "la bañera" así es como llaman allí al museo Stedelijk. Y qué quieres que te diga, una retrospectiva de Malevich impresionante, una selección de Mondrian bastante maja y mucho arte moderno y mucho diseño así que, nos volvimos muy contentos. Así se nos fue la mitad del día pero claro, había que ir a un concierto así que, parada técnica en el hotel, y de camino a la sala Melkveg a ver a Cut Copy. El lunes, regreso a casa cansados pero satisfechos.
Un fin de semana se pasa rápido pero los recuerdos de él tardarán tiempo en borrarse. Nos han quedado muchas cosas pendientes de ver, pero así tenemos excusa para regresar en un futuro.